Para iniciar mi entrada sobre Toledo (concretamente el casco antiguo), lugar en el que estuve hace un par de semanas, he escogido esta panorámica de David Utrilla porque me parece que refleja el color y la luz que yo quiero plasmar en esta entrada sobre el lugar que está a una hora de mi ciudad: Madrid.
Como lo principal de Toledo es la catedral y era lo que más cerca nos pillaba allá que fuimos derechitos, aunque tuvimos que ir haciendo paradas por el camino ya que otra cosa no pero Toledo tiene muchísimas tiendas llenas de espadas, escudos y armaduras. Todos los escaparates están repletos de armas tipo medievales o de películas como las de El Señor de los Anillos, así como de katanas. Íbamos en zigzag, de tienda en tienda, porque cuando no era por las armas o las armaduras (mi pareja con la que iba y yo somos unos apasionados de ellas) era por la gran cantidad de damasquinado que se vendía, ya fuese de imitación o de buena calidad, en las tiendas. Para los que no lo sepáis el damasquinado es una artesanía que se viene realizando desde épocas muy antiguas que consiste en realizar figuras y dibujos (destacando las flores y los pájaros) mediante la introducción, ataujía o embutido de finos hilos de oro y plata en acero o hierro, generalmente, pavonado. En Toledo hay todo un negocio con este tipo de artesanía haciendo que se la conozca como el Oro de Toledo, que identifica la ciudad, hasta el punto de que ya se ha industrializado, aunque todavía se mantienen talleres artesanos que realizan piezas de gran calidad.
Al coger la segunda entrada el día se nos dividió en dos partes: por la mañana visitamos la catedral por dentro y por la tarde teníamos cita para subir a ver la torre, la cual fue toda una experiencia inolvidable. La catedral es realmente impresionante, del periodo gótico clásico, fue iniciada en 1226 y forma parte de la gran trilogía de catedrales del gótico clásico de la Corona de Castilla derivadas de la arquitectura del norte de Francia del siglo XIII. Una de sus grandes particularidades es que dispone de cinco naves en vez de las tres que son más habituales y su altura es escalonada lo que permite la existencia de los grandes ventanales en la parte alta de la catedral decorados con unas preciosas vidrieras medievales que se han conservado a pesar de las graves pérdidas que durante la Guerra Civil Española se dieron. Las vidrieras centrales que más destacan son los distintos rosetones que están situados en los transeptos norte y sur de la catedral y cuya belleza no tiene parangón.
Para ser el primer día se puede decir que entre la llegada y la visita a la catedral, que nos ocupó tanto la mañana como la tarde (entre la visita al interior y la subida a la torre respectivamente), tuvimos bastante, así que nos fuimos a la habitación del hotel a descansar para ya pasearnos la ciudad de noche y cenar.
Nosotros nos dirigimos hacia el barrio de la Judería, rodeándolo para llegar hasta el Museo del Greco que queríamos visitar lo primero para que no hubiese tanta gente. Este museo es el único de España dedicado en la actualidad a la figura del pintor y tiene como finalidad esencial transmitir y hacer comprensible a la sociedad tanto la figura del Greco como la influencia de su obra y su personalidad en el Toledo de comienzos del siglo XVII. El museo está hecho sobre un conjunto de casas que el pintor adquirió en la judería medieval toledana a comienzos del siglo XX y que dejará en manos del arquitecto Emilio Laredo para su restauración, el cual convirtió estas casas en una particular reconstrucción de la Casa del Greco, sin dar mucha importancia al hecho de que el pintor hubiese vivido o no realmente allí, centrándose en la recreación histórica de la vivienda y convirtiéndose, por tanto, en pionero de lo que se conoce como un museo de ambiente. A quien le guste este pintor, o simplemente quiera conocer un poco más la cultura española en el arte de la pintura, no puede dejar de pasar por el museo ya que este permitirá ver la precisión en la técnica, el inteligente uso del color, la solidez de las estructuras y la libertad puesta en cada pincelada dando, en su conjunto, a cada obra una expresividad muy personal, subjetiva que la hace inconfundible. De entre todos los cuadros expuestos, destaco el de Vista y plano de Toledo (1910) que es una verdadera maravilla, ya que se puede apreciar toda la ciudad de Toledo; además la sala donde se sitúa contiene pantallas informatizadas donde puedes señalar zonas de Toledo y te muestra dónde están representadas en el cuadro, así como el aspecto real actual.
Además de las obras la propia casa es muy bonita, con jardines y grandes ventanales de madera, así como un patio donde se sitúa la entrada con las vigas y el balcón de madera. No tiene desperdicio.
Nuestra siguiente parada fue la Sinagoga de Santa María la Blanca, en la cual nos hicimos con la pulsera turística cuyo precio es de 8 euros y que sirve para ver seis monumentos de Toledo predeterminados que, sin la pulsera, costarían 2,5 euros cada uno, de esa forma en vez de pagar 15 por todos pagas 8 y sale bastante bien saliendo rentable incluso si solo se entra a cuatro de los 6 monumentos. Nosotros la cogimos porque nos quedaba todo el día y toda la mañana del día siguiente por lo que así no nos dejábamos nada sin ver.
Así pues entramos en la Sinagoga, chiquitita pero muy bonita y con mucha luz. La historia de esta construcción tiene tras de si un pequeño misterio: se desconoce la época en la que se construyó puesto que los datos documentales que se poseen son poemas e inscripciones ajenas al edificio. En base a estos etéreos documentos hay diversas teorías sobre la sinagoga aunque hoy en día, basándose en al arquitectura y en los resultados arqueológicos se cree con bastante certeza que es la Sinagoga Mayor de la judería toledana construida a finales del siglo XII por el consejero y embajador de Alfonso VIII, monarca de abierta simpatía hacia los judíos. Sin embargo, en el siglo XV, dejó de utilizarse como sinagoga para convertirse en iglesia con el nombre de Santa María la Blanca, por ser la imagen titular la Virgen Blanca, copia de la existente en el coro de la Catedral. A pesar del cambio en lo que se refiere a lo religioso se mantuvo la construcción y actualmente es considerado como una muestra incomparable del arte mudéjar en la ciudad. Destacan en ella por su labra los capiteles de estuco que rematan los pilares con decoración de cintas, volutas y piñas, elementos relacionados con la unidad del pueblo de Israel. Todo el conjunto invita a la contemplación silenciosa y a la admiración de los múltiples detalles que en ella se encierran.
A continuación nos dirigimos hacia el impresionante Monasterio San Juan de los Reyes, encargado por los Reyes Católicos en 1476. Si lo catalogo como impresionantes es porque el claustro es una auténtica maravilla, de las construcciones arquitectónicas más bonitas de la ciudad; para mí, a conjunto con la catedral, sería la más destacable. Es una construcción curiosa ya que consta de una sola nave siendo el centro de ella el claustro y teniendo las capillas en los laterales. La capilla, situada a la derecha según se entra, es muy bonita pero para mi no hay nada como el claustro tanto inferior como superior, que acoge un jardín con un pequeño pozo en su centro.
El claustro inferior está cubierto por bóvedas de crucería alemana, talladas al detalle y haciendo un conjunto precioso. Por las escaleras, de estilo renacentista y diseñadas por Covarrubias, llegamos al piso superior, donde se pueden apreciar los arcos mixtilíneos cubiertos con alfarjes de madera del siglo XIX. Decorado también en su superficie por unas gárgolas muy bien hechas, cada una de ellas representan un motivo diferente: dragones, simios, reptiles, aves fantásticas… Sin ninguna duda es una maravilla, se mire desde la esquina del claustro que se mire.
Aunque hay mucho más que destacar de los monumentos de la ciudad, como la Mezquita del Cristo de la Luz (imagen de la derecha) que es un edificio milenario de gran valor porque representa la pervivencia del arte de Al-Ándalus, o la Iglesia del Salvador que se puede considerar la más antigua de la ciudad y que inicialmente empezó siendo una mezquita, quiero terminar esta disertación sobre los monumentos toledanos hablándoos de la Iglesia de los Jesuitas, anunciada en la ciudad como “Toledo in the air” porque se puede subir a las torres de la iglesia y por tanto se ve todo Toledo desde el aire. Respecto al templo, de enormes dimensiones, es fiel exponente de espiritualidad contrarreformista. La traza de esta iglesia sigue el modelo de la iglesia jesuítica del Gesú de Roma y las españolas de Palencia y Alcalá y su construcción se inició en 1629.
Vistas de Toledo desde la Iglesia de los Jesuitas |
Una vez que os he hablado de lo que se puede visitar y ver en el casco antiguo de Toledo para ir cerrando este reportaje quiero hablaros de la gastronomía. En la zona hay multitud de restaurantes para comer de menú o de tapas. Allí lo más típico era ver en los menús destacando las codornices a la toledana, que estaban en la mayoría como segundo plato, pero también destacaba mucho el gazpacho, la paella y las judías blancas caseras. Como he dicho había muchos lugares donde sentarse a comer y todos rondaban los 12 euros el menú por persona, sin embargo en el Bar Restaurante Ludeña eran 10 euros el menú casero (también tenían el menú de siempre a 12) y como era una de las tres recomendaciones que la recepcionista del hotel nos había hecho, no dudamos en comer allí siendo el resultado fue bastante bueno, la verdad. Comimos en el interior porque el espacio que tienen en el exterior, dentro de un bonito patio, está compartido por otro restaurante y no quedaban mesas, pero fue muy agradable.
Toledo al atardecer desde el otro lado del río Tajo |
Si he de sacar algo negativo es que por las noches la ciudad parece un fantasma, no hay nada, y siendo septiembre, un periodo más que vacacional, sorprende ver las calles vacías y los bares cerrando a las 23:30-00:00. No parece que el ayuntamiento haga habitualmente festivales o alguna feria para atraer público, ni siquiera el de los ciudadanos que viven fuera del casco antiguo y la verdad es que es una pena, porque siendo Patrimonio de la Humanidad en mi opinión debería estar mucho más cuidado y fomentado, para que algo tan valioso, como es todo el espacio cultural que sus calles y monumentos suponen, no se pierda.